El cuerpo de afuera

Entre la belleza de las explicaciones de Jaap van der Wal hay cosas como ésta:

La Placenta! No es de la madre. Ni si quiera es mitad de la madre, mitad del bebé. La placenta es su cuerpo! El cuerpo de afuera del embrión, que se desarrolló desde el trofoblasto, cuando empezó la diferenciación celular. Es él mismo. Su parte de afuera. Su conciencia de la periferia. Su conexión con el mundo.

El trofoblasto, las células que se posicionan en la periferia cuando el embrión se hace blástula, crecen expansivas hacia el cuerpo de la madre; el embrión arraiga, crece hacia afuera tanto como puede y desarrolla todo un sistema de acceso a la nutrición que el útero materno reconoce y permite (tampoco hay lucha en este proceso). Desarrolla la placenta y también las membranas que delimitan y contienen su piscina de líquido amniótico, su tierra fértil, las condiciones en las que se hace posible.

No es algo anejo, es un elemento central del desarrollo intrauterino, un otro centro que nos enseña a estar en contacto con el todo. El desarrollo de la consciencia vegetal, del cómo es ser bosque, de estar ahí afuera, de acceder a lo necesario. Antes de nacer vivimos todas las vidas.

Y la vida curiosa, dibuja un árbol en su estructura, para recordarnos lo que también somos.

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